TERAPIA CONSERVADORA PARA LA ARTROSIS


TERAPIA CONSERVADORA PARA LA ARTROSIS

FISIOTERAPIA


Todas las directrices consideran que el tratamiento con ejercicios es el elemento central del tratamiento de la osteoartritis. Dependiendo de la edad, la comorbilidad, la intensidad del dolor y las restricciones de movimiento, la fisioterapia puede incluir ejercicios de fortalecimiento y movilización, pero también sirve para aumentar la resistencia física. Si la movilidad funcional está restringida, las directrices recomiendan técnicas de movilización articular pasiva, que también definen como un elemento de la terapia del movimiento. La fisioterapia en particular es un componente esencial del tratamiento. Aquí los pacientes aprenden ejercicios que, idealmente, pueden continuar solos en casa.


La actividad deportiva, como andar en bicicleta o nadar, puede reducir el dolor, mejorar la movilidad, aumentar el metabolismo articular y fortalecer los músculos circundantes y también se considera una parte importante de la terapia conservadora.


La decisión sobre el tipo de actividad deportiva (senderismo, ciclismo, golf, tenis...) debe ser individualizada y, por un lado, tener en cuenta las necesidades anatómicas (ejes de las piernas, patologías acompañantes) y, por otro, la Dolor actual y reacción inflamatoria a la osteoartritis. Se debe evitar la sobrecarga relacionada con el deporte. En caso de dolor e hinchazón agudos en las articulaciones, a menudo puede ser necesaria una prohibición temporal de practicar deportes.



ANTIINFLAMATORIO

TERAPIA DEL DOLOR


Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) son un grupo de medicamentos que tienen efectos analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos. Esto los hace particularmente eficaces para el dolor de la osteoartritis relacionado con la inflamación.

Debido a las grandes variaciones interindividuales en la biodisponibilidad y la vida media, el efecto varía en los pacientes.

Los AINE no deben utilizarse para un tratamiento a largo plazo, sino sólo de forma temporal ("según sea necesario") durante los períodos de dolor y hasta que la inflamación desaparezca. La duración del tratamiento no siempre es predecible, pero debe realizarse hasta que desaparezcan los síntomas de inflamación (como hinchazón, dolor, calor). El efecto de los AINE se produce por término medio entre 0,5 y 1 hora después de la ingestión, mientras que los comprimidos de liberación retardada (p. ej., comprimidos de liberación prolongada) se producen entre 1 y 3 horas aproximadamente.


Los AINE tienen un potencial considerable de efectos secundarios, que ocurren especialmente en la vejez y en dosis más altas. En particular, si se utilizan durante mucho tiempo, pueden dañar el estómago, los riñones y el sistema cardiovascular.

Los inhibidores sistémicos de la COX-2 son una forma especial de AINE que pueden reducir significativamente los efectos secundarios, particularmente en el tracto gastrointestinal.

Los AINE se pueden combinar bien con metamizol (Novalgin, Novaminsulfone) para el dolor intenso. Sin embargo, aún se desconoce el mecanismo de acción exacto del metamizol.

El paracetamol no tiene ningún efecto analgésico clínicamente significativo en pacientes con osteoartritis. Numerosos estudios han llegado a esta conclusión.

Los pacientes con osteoartritis también deben ser tratados con mucha precaución con los opiáceos. Estos son puramente inhibidores del dolor y no actúan contra la inflamación de las articulaciones. Por tanto, el beneficio de estos analgésicos es bajo y existe un alto riesgo de efectos secundarios. También contienen un potencial no insignificante de adicción.

Los diferentes grupos de sustancias para el tratamiento del dolor se utilizan individualmente y siempre se deben sopesar los beneficios y efectos secundarios.



TERAPIA DE INFILTRACIONES


Las infiltraciones de las articulaciones se realizan en condiciones estériles, pero todavía existe un riesgo residual. Los gérmenes de la piel pueden llegar a la articulación, lo que puede provocar una infección articular. La frecuencia para esto se da en la literatura como 1:10.000. En casos muy raros también es posible una reacción alérgica, sangrado o daño a un nervio delgado por la aguja.

A pesar de estos riesgos, la infiltración articular es una medida sensata para la osteoartritis. Los administrados

Los medicamentos actúan directamente en la articulación y, en ocasiones, tienen un efecto duradero. los frecuentes

No se producen problemas de estómago con los comprimidos antiinflamatorios.

CORTISONA

Los glucocorticoides, a menudo denominados cortisona, tienen un fuerte efecto antiinflamatorio. Cuando se inyecta en la articulación, la cortisona puede actuar directamente sobre el revestimiento irritado e inflamado de la articulación (sinovio). Estas medidas deben llevarse a cabo lo menos posible. Aunque la cortisona es muy eficaz, también puede dañar el cartílago de las articulaciones, especialmente si se usa con frecuencia. Una inyección de cortisona en la articulación suele ser muy eficaz, especialmente en la osteoartritis activada con hinchazón y derrame. También se puede perforar un derrame articular abultado. Al extraer el derrame, se reduce la presión dentro de la articulación. Sin embargo, el efecto de la cortisona suele desaparecer significativamente después de unas 4 semanas.

ÁCIDO HIALURÓNICO

El ácido hialurónico se utiliza desde hace varias décadas en el tratamiento sintomático de la osteoartritis de diversas articulaciones. Es una sustancia que se produce naturalmente en la articulación. Las células del cartílago y, en particular, la membrana sinovial producen ácido hialurónico. El ácido hialurónico que se une al agua y sus polímeros (compuestos de cadena larga) mantienen el líquido sinovial viscoso (espeso). Esto convierte al ácido hialurónico en el verdadero "lubricante" de la articulación, que favorece la capacidad de deslizamiento de las superficies articulares. En caso de inflamación, después de lesiones o con la edad avanzada, la disponibilidad de ácido hialurónico en la articulación disminuye. Inyectando ácido hialurónico en la articulación afectada se pueden compensar las consecuencias adversas de la falta de ácido hialurónico. El objetivo es evitar o al menos ralentizar el desgaste de las articulaciones provocado por el aumento de la fricción en las superficies de las articulaciones.

A pesar de la gran cantidad de estudios científicos, la eficacia de esta forma de terapia sigue siendo controvertida en la literatura. Sin embargo, en metanálisis más recientes y de alta calidad se ha descrito una inhibición del dolor clínicamente relevante. La terapia con ácido hialurónico está muy extendida, pero aún no está cubierta por las compañías de seguros de enfermedad legales.

ACP/PRP

El tratamiento con plasma acondicionado autólogo (ACP) representa un nuevo método de tratamiento para tratar los problemas articulares relacionados con el desgaste. Se sabe que los factores de crecimiento contenidos en la sangre humana pueden tener una influencia positiva en una amplia gama de procesos de curación. La terapia ACP se basa en este conocimiento. Utilizando factores de crecimiento altamente concentrados en la sangre (de trombocitos o plaquetas), se pueden estimular los procesos de curación y reconstrucción del cartílago articular y del tejido tendinoso dañados. Los resultados clínicos iniciales muestran mejoras significativas en términos de dolor y movilidad.

Para ello se requiere una muestra de sangre. Mediante un proceso de separación especial mediante centrífuga se obtiene la parte de la sangre que contiene los componentes regenerativos e inhibidores de la artrosis propios del organismo. Luego, la solución endógena resultante se inyecta directamente en la articulación afectada. Esto se hace utilizando una jeringa doble especialmente desarrollada que garantiza el más alto nivel de seguridad del paciente. La terapia con ACP se recomienda para la artrosis dolorosa de leve a moderada (artrosis grados I-III). Sin embargo, en la osteoartritis de grado IV el efecto terapéutico es pequeño.

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